La blogosfera educativa hierve con las novedades en educación: edublogs, wikis, PDIs, vídeos, podcast, presentaciones, organizadores gráficos, webquest... y conceptos más etéreos como web 2.0, colaboración asíncrona, ciudadanía digital o conectivismo. Pero si nos detenemos un momento para pensar en cual fue la última innovación tecnológica introducida de forma generalizada en el aula, probablemente la respuesta sea el bolígrafo. Surgió allá por los años 40, aunque conociendo la trayectoria de nuestro sistema educativo probablemente tardaría, al menos, un par de décadas en generalizarse.
Como mucho disponemos de widgets y gadgets educativos: embellecedores de nuestra actividad, utilidades más o menos simpáticas y curiosas, aptas solamente para profesores motivados que enredan con estas cosas por su cuenta. ¿Te imaginas, por decir algo, al enfermero de compras por las tiendas en busca de nuevos tipos de gasas o materiales para experimentar con las personas a las que atiende? Evidentemente no. Cada actividad tiene sus propias herramientas y aunque ciertamente se pueden buscar novedades, no es por convivir con el desierto tecnológico, tal como pasa en el ámbito educativo.
En ningún sitio sería tan fácil innovar como en el mundo educativo, puesto que la innovación tecnológica es prácticamente inexistente; sin embargo, la experiencia demuestra todo lo contrario. No hay otro sitio más difícil para la innovación que la educación. ¿Por qué? ¿Acaso es un elemento de poder que se mantiene pobre, consciente o inconscientemente, por parte de los gobiernos para que pueda ser manipulado con facilidad? O, como decía antes, ¿la educación tiene una estructura óptima que hace casi imposible su enriquecimiento y mejora? Yo no tengo la respuesta, ¿alguien la tiene?
He disfrutado con la lectura del artículo; original y muy bien escrito! Pensaré sobre ello...
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Nosotros tampoco tenemos la respuesta, y afirmas una gran verdad. Somos una asociación, "Dislexia sin Barreras" que luchamos por que se materialicen cambios en los métodos de enseñanza tradicionales. Nuestros hijos padecen dislexia y el sistema no está preparado para educarles, y los tachan de torpes y vagos.
ResponderEliminarHemos encontrado una herramienta, la pizarra digital interactiva, cuyo uso en todas las aulas sería de por sí una revolución.
http://dsb-esp.blogspot.com/2007/07/pizarra-digital-interactiva-o-pizarra.html
Gracias a los dos por vuestros comentarios. Me gustaría que estas ideas calaran profundamente en el profesorado, aunque no lo veo tarea fácil.
ResponderEliminar¡Saludos cordiales!
Hay varias respuestas. La escuela no presenta innovaciones principalmente porque gran parte del profesorado no se implica emocionalmente en la enseñanza. Es cierto que puede ser el pez que se muerde la cola, ya que tampoco el alumnado desmotivado y falto de apoyos, siquiera en casa, es capaz de proporcionar al profesor el ambiente adecuado donde trabajar.
ResponderEliminarSin embargo, somos nosotros los adultos y es nuestra responsabilidad enseñar y educar, proporcionar motivación y alentar a los chicos en un camino hacia adelante donde se sientan útiles y valorados.
Sin duda, cualquier aportación a un nuevo modo de aprendizaje es un gran logro, sólo tenemos que hacer un esfuerzo para incorporarlo a nuestra manera de enseñar y a las aulas.
Hola Isabel.
ResponderEliminarLo que dices tiene su parte en todo este asunto, no lo pongo en duda. De todas formas tiene que existir algo más. Puesto que no es posible pensar que el mundo educativo sea el único donde no hay implicación o dificultades de cualquier tipo. La resistencia al cambio se produce casi siempre por parte del hombre en cualquier actividad, ya que lo que es conocido requiere menos esfuerzo y trabajo que lo nuevo que debe ser aprendido y puesto en práctica. El caso es que en la educación los cambios tecnológicos han sido mínimos desde hace décadas, por no decir que han sido inexistentes. Es una incógnita, al menos para mí, el saber por qué estamos en esta situación. Pero deberemos empezar, tal como dices, por realizar un esfuerzo para incorporar aquello que sea necesario en la educación. Ya llegamos tarde y no tenemos mucho tiempo antes de que la educación tradicional quede totalmente obsoleta.