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lunes, 17 de marzo de 2008

Dispersión docente y calidad en Secundaria

Este artículo sigue la tónica de otros ya publicados sobre la actuación docente de los profesores a pie de aula, donde se intenta optimizar la actuación del día a día en nuestra labor educativa. No soy pedagogo y mi visión de la educación está basada en la experiencia. Lo que expongo aquí no es ninguna teoría pedagógica sino que, como siempre, mi interés está en avanzar haciendo públicos mis pensamientos para que puedan ser corregidos y mejorados.

Uno de los muchos males que pueden aquejar al profesor de secundaria es la dispersión a la hora de impartir sus clases. Especialmente en Centros Educativos con un gran número de alumnos y líneas distintas. Podemos hablar de dos factores que influyen en esto: la disparidad de materias y la de niveles distintos impartidos. Analizaremos brevemente las implicaciones de cada una de estas circunstancias.

La calidad educativa está ligada de forma directa a la innovación y al cambio en la metodología educativa, ya que para la consecución y mantenimiento de la calidad es necesaria la evaluación continua de los resultados, la revisión de la metodología empleada y su rectificación para compensar las deficiencias, es lo que se ha dado en llamar ciclo de mejora continua (del que ya se habló en el artículo Reflexiones sobre la calidad educativa). La innovación es el eje central de todo el proceso, ya sea en en el origen de la actuación educativa, ya durante la mejora en la metodología, como consecuencia de la evaluación. Así pues aquello que dificulta la aplicación de la innovación interrumpe el proceso de mejora y consiguientemente el de la calidad.

Marco docente del profesor

La actuación del profesor frente a sus clases se puede subdividir del siguiente modo:

  • En primer lugar están las materias o asignaturas (por ejemplo, matemáticas). Su preparación incluye todo lo necesario para poder impartirlas y es independiente del número de grupos o niveles que se tienen. Podemos situar el número óptimo en una materia, a lo sumo dos.
  • En segundo lugar tenemos los niveles de enseñanza. Pueden corresponder a diferentes edades o modalidades dentro de la misma edad (por ejemplo, matemáticas orientadas a las humanidades o a las ciencias). Cada nivel, de un tipo u otro, requiere una preparación específica que supondrá un alto coste laboral, sobre todo si cambia con frecuencia de un año a otro. Su número debe ser reducido pero no de tal modo que un único profesor acapare todas las clases de una misma asignatura, es preferible que en cada una de ellas intervenga más de un profesor que evitará la personalización excesiva de la asignatura. Hay que buscar, por lo tanto, un equilibrio de forma que se dé cabida a más de un profesor sin multiplicar innecesariamente para cada uno de ellos los niveles en los que imparte clases.
  • Por último, dentro de cada nivel disponemos de los distintos grupos en los que se imparte la clase. En principio el trabajo desarrollado aquí incluye la adaptación particular a las características propias de cada grupo, así como los trabajos propios de la enseñanza como la evaluación de los alumnos, entre otros.

La siguiente imagen refleja una situación deseable para que un profesor pueda mantener un buen nivel educativo entre sus alumnos:

  • Pocas materias diferentes.
  • Pocos niveles de la misma materia.
  • El número de grupos se supone dependiente de la jornada laboral del profesor o del tipo de materia que enseña, por lo que en principio su relevancia es pequeña al nivel que estamos tratando, ya que estos aspectos no vienen determinados por los propios Centros Educativos (a no ser que a un profesor se le asignen asignaturas de forma parcial, donde sólo imparte alguna de las horas de clase, no entraremos en esta casuística particular).

Dispersión docente1

En una situación de este tipo se hace posible la evaluación de resultados y la consiguiente aplicación de mejoras para corregir los defectos, así como la aplicación de innovaciones educativas que siempre requieren un esfuerzo superior frente a los sistemas ya consolidados.

Proliferación de niveles educativos

Aún cuando se mantenga un número reducido de materias distintas, la proliferación de distintos niveles supone un incremento considerable de la carga docente. En primer lugar, por el esfuerzo suplementario que supone la preparación personal de los distintos niveles. En segundo, por las dificultades que aparecerán para aplicar y controlar de forma apropiada el sistema docente que estamos usando. Ambos aspectos incidirán con toda seguridad de forma negativa en la calidad educativa. Un Centro Educativo que mantenga esta forma de organización educativa verá el rendimiento de sus profesores considerablemente mermado, ya que el esfuerzo requerido por los mismos será bastante considerable, con lo que la atención de los profesores a cada grupo en particular deberá verse forzosamente reducida para poder atender la diversidad de niveles. Tal como se indicó antes hay que conservar el equilibrio entre un número mínimo de niveles y otro mínimo de profesores por asignatura que evite la endogamia educativa.

Dispersión docente2

Varias materias distintas

En ocasiones un mismo profesor imparte varias asignaturas diferentes (por ejemplo, matemáticas, física y química). En estos casos se puede producir un efecto bastante negativo en la docencia. El hecho de que las materias sean distintas implica que la preparación del cuerpo teórico del cual debe partir el profesor deba ser repetido tantas veces como asignaturas distintas se tengan. Si estamos aplicando innovaciones educativas eso puede llevar a la falta de viabilidad de las mismas. Además, esta situación lleva invariablemente a una proliferación de niveles, con lo que además tenemos los inconvenientes vistos en el punto anterior. Debe evitarse a toda costa la asignación de asignaturas distintas de forma generalizada o por sistema en un Centro Educativo.

Un Centro que siguiese por norma esta forma de enseñanza (todos hacen un poco de todo, eso sí, dentro de la idoneidad para impartir clases) dispondría con toda seguridad de un claustro de profesores con tendencia al estrés y con una calidad en su educación que dejaría mucho que desear.

Dispersión docente3

Conclusiones

Como colofón a lo expuesto anteriormente diré que, según mi punto de vista, debe tenerse una sensibilidad especial en la asignación de materias y niveles distintos a la hora de hacer la distribución de clases en los Centros Educativos. Teniendo presente el modo con el que conseguiremos la menor dispersión educativa posible del profesor; favoreciendo la especialización del docente de forma que se haga posible la aplicación de proyectos de mejora y calidad.

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